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notas de la pradera

Gente Grande

Celebración de la fantasía

Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había desprendido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitos cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado; Había quien quería un cóndor, y quien una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas, y no faltaban los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en la muñeca;
- Me lo mandó un tío mío que vive en Lima - dijo.
-¿Y anda bien? - le pregunté.
Atrasa un poco - reconoció.

Eduardo Galeano

Fácil...

Fácil... Fácil...

Un niño con capa mágica
dos niños con capa mágica
cuántos niños llevan capas mágicas en este instante?

El niño rescata lo irrescatable
lo envuelve entre sus brazos
y le dice que todo va a estar bien.

El niño mira sobre su hombro
sonríe a lo irrescatable
hincha su pecho de orgullo.

El niño va al espacio
trepa destellos
se desliza entre risas.

El hombre lo mira de lejos
recuerda
y llora.

El niño se acerca a la tierra
se queda mirando al hombre
y le regala su capa.

janis hagen

Lo perdido...

Lo perdido... Lo perdido...

Ese día
hacía mucho frío
y yo miré a mi papá
y él no me miró
y yo pensé

y entonces
salí corriendo
y salté el charco
y miré hacia atrás
y atrás estaba mi papá
y lloraba

y yo me quedé quietita
mirándolo
y me acerqué
y le acaricié la cabeza
y le dije no llores
y le dí la mano

y corrimos
y saltamos el charco
y él se cayó
y se embarró
y nos reímos

y entonces
desperté

y lloré

y pensé:

mi papá
sabrá lo que perdió?

janis hagen

Atrapados...

Atrapados... Atrapados...

enmarañada
traidoramente tejida
simétricamente perfecta
perversamente hilada
con el fin de atraparme
de atraparte
de atraparnos
y comernos.

La vida.

janis.

Los condenaditos...

Los condenaditos... Los condenaditos...

Ser un niño pobre
en este mundo neoliberal
es ser un condenado a muerte.

Los condenaditos
de cara sucia y mirada limpia
no saben lo que les espera
y juegan, y ríen, y sueñan.

janis hagen.

Hagamos nada...

Hagamos nada... Hagamos nada...

Si le das una moneda,
no solucionas su pobreza.
Con un plato de comida,
no matas su hambre.
Una caricia
no reemplaza el amor que les falta.

Hipócritas inmediatos
del no podemos

hagamos nada

nada es lo que mejor hacemos.
Así nos va.

janis hagen.

Sueniños...

Sueniños... Sueniños...

Cuando el niño quedó dormido,
soñó con un gigante
y un enorme helado de frutas.
Sonrió con ganas gigantes de helado,
y heló al gigante en el sueño.
Cuando despertó
tenía un dulce sabor en la boca.

La niña se durmió
y soñó con una bruja
y una escalera.
Sintió tras de sí los pasos retumbando,
pero mató a la bruja a cucharadas.
Cuando despertó
miró hacia todos lados y respiró aliviada.

Cuando aquel niño por fin logró dormir,
soñó con una casa amarilla
y un enorme cuarto de juguetes.
Inventaba canciones y alguien lo acariciaba.
Cuando despertó
aspiró más pegamento para poder seguir soñando.

janis hagen.

El niñombre

El niñombre El niñombre de la bolsa...

Recuerdo una vez,
en Córdoba,
subiendo una sierra,
encontré a un niño
que arrastraba una gran bolsa.
Allí ponía lo que los turistas iban perdiendo por el camino.
El niño, tenía tantas arrugas en su cara
que dudé que fuese un niño
pero...
tengo 12, me dijo.
Su altura era la de un pequeño de 8 años
y su expresión la de un hombre de 50.
Sonreía arrugadamente
mientras buscaba objetos perdidos.
Sentí una triste vergüenza mientras hablaba con él
pero la agarré fuerte
no quise que vaya a parar a su bolsa.
Arrastrar vergüenza ajena,
no es cosa de niños.

jh

Agua, tierra, magia...

Agua, tierra, magia... Agua, tierra, magia...

El niño y el barro
se llevan maravillosamente bien.
El niño amasa el barro
y el barro abraza al niño.

janis hagen.

Complices

Complices Cómplices...

En las catástrofes,
por puro instinto animal,
son los primeros en ser rescatados.
No entiendo, entonces,
cómo no acudimos masivamente
al rescate de esa infancia
que está siendo masacrada.
Nos acuso
cómplices de un perverso sistema
que asesina niños
matándolos de hambre,
de a uno,
de a miles,
de a millones.

En la piel de cada uno de esos niños muertos
debería estar tatuado nuestro nombre.

janis hagen.

Infancia

Infancia Infancia...

Salvaje
el golpe
palabra
callada
correr
infinito
locura
afinada
pentagrama
salvador
escenario
y fuga
vuelo
químico
calle
vacía
silencio
insolente
desprecio
inocente
serpenteando
un sueño
arrastrando
el milagro
miedo
acostumbrado
dolor
en grageas
triciclo
oxidado
tardes
infinitas
pequeños
seis años
y mi sombra
gigante
sobre la pared
amarilla.

Janis Hagen

Escribir sobre niños...

Escribir sobre niños... Escribir sobre niños...

Es difícil escribir sobre niños,
sobre todo si no se quedan quietos.

Al niño uno le escribí en la espalda: ¿Sigues ahí?
Al niño dos en la panza: Este sonido es real.
A la niña tres en la frente: Pienso.
Al niño cuatro en la mano derecha: Toma.
A la niña cinco en su brazo izquierdo: También soy mi brazo.
Y la niña seis quiso escribir sobre mí.
Cuando ví su trabajo en el espejo, no pude evitar llorar.
Con infantil letra escribió en mi mejilla derecha:
Abía una ves una nena,
y en la izquierda dibujó una carita sonriente.

Janis Hagen.