BIROMES Y SERVILLETAS
En Montevideo hay poetas
poetas
poetas
que sin bombos ni trompetas
trompetas
trompetas
van saliendo de recónditos altillos
altillos
altillos
de paredes de silencios de redonda
con puntillo.
Salen de agujeros mal tapados
tapados
tapados
y proyectos no alcanzados
cansados
cansados
que regresan en fantasmas de colores
colores
colores
a pintarte las ojeras y pedirte que
no llores.
Tienen ilusiones compartidas
partidas
partidas
pesadillas adheridas
heridas
heridas
cañerías de palabras confundidas
fundidas
fundidas
a su triste paso lento por las calles
y avenidas.
No pretenden glorias ni laureles,
laureles,
laureles
sólo pasan a papeles,
papeles,
papeles,
experiencias totalmente personales,
zonales,
zonales
elementos muy parciales que juntados
no son tales.
Hablan de la aurora hasta cansarse,
cansarse,
cansarse
sin tener miedo a plagiarse,
plagiarse,
plagiarse
nada de eso importa ya mientras escriban,
escriban,
escriban
su manía su locura su neurosis
obsesiva.
Andan por las calles los poetas
poetas
poetas
como si fueran cometas,
cometas,
cometas
en un denso cielo de metal fundido,
fundido,
fundido
impenetrable, desastroso, lamentable
y aburrido.
En Montevideo hay biromes,
biromes,
biromes
desangradas en renglones,
renglones,
renglones
de palabras retorciéndose confusas,
confusas,
confusas
en delgadas servilletas como
alcohólicas reclusas.
Andan por las calles escribiendo
y viendo
y viendo
lo que ven lo van diciendo
y siendo
y siendo
ellos poetas a la vez que se pasean,
pasean,
pasean
van contando lo que ven, y lo que no,
lo fantasean.
Miran para el cielo los poetas,
poetas,
poetas
como si fueran saetas,
saetas,
saetas
arrojadas al espacio que un rodeo,
rodeo,
rodeo
hiciera regresar para clavarlas
en Montevideo.
(Tomado de "Leo Masliah y pico", World Music BA, Buenos Aires, 1999)
poetas
poetas
que sin bombos ni trompetas
trompetas
trompetas
van saliendo de recónditos altillos
altillos
altillos
de paredes de silencios de redonda
con puntillo.
Salen de agujeros mal tapados
tapados
tapados
y proyectos no alcanzados
cansados
cansados
que regresan en fantasmas de colores
colores
colores
a pintarte las ojeras y pedirte que
no llores.
Tienen ilusiones compartidas
partidas
partidas
pesadillas adheridas
heridas
heridas
cañerías de palabras confundidas
fundidas
fundidas
a su triste paso lento por las calles
y avenidas.
No pretenden glorias ni laureles,
laureles,
laureles
sólo pasan a papeles,
papeles,
papeles,
experiencias totalmente personales,
zonales,
zonales
elementos muy parciales que juntados
no son tales.
Hablan de la aurora hasta cansarse,
cansarse,
cansarse
sin tener miedo a plagiarse,
plagiarse,
plagiarse
nada de eso importa ya mientras escriban,
escriban,
escriban
su manía su locura su neurosis
obsesiva.
Andan por las calles los poetas
poetas
poetas
como si fueran cometas,
cometas,
cometas
en un denso cielo de metal fundido,
fundido,
fundido
impenetrable, desastroso, lamentable
y aburrido.
En Montevideo hay biromes,
biromes,
biromes
desangradas en renglones,
renglones,
renglones
de palabras retorciéndose confusas,
confusas,
confusas
en delgadas servilletas como
alcohólicas reclusas.
Andan por las calles escribiendo
y viendo
y viendo
lo que ven lo van diciendo
y siendo
y siendo
ellos poetas a la vez que se pasean,
pasean,
pasean
van contando lo que ven, y lo que no,
lo fantasean.
Miran para el cielo los poetas,
poetas,
poetas
como si fueran saetas,
saetas,
saetas
arrojadas al espacio que un rodeo,
rodeo,
rodeo
hiciera regresar para clavarlas
en Montevideo.
(Tomado de "Leo Masliah y pico", World Music BA, Buenos Aires, 1999)
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