Iemanyá vive en las honduras del agua. Allí recibe las ofrendas. En el día de su fiesta, los pescadores de Bahía navegan cantando alabanzas a la diosa coqueta y glotona, y desde las barcas le prodigan halagos de perfumería y de confitería. Cuando le gustan los regalos, ella brinda los favores de su amparo. Cuando los rechaza, y devuelve a las arenas de la playa las flores blancas, los espejos, los abanicos, los peines, los perfumes y las golosinas, los pescadores tiemblan: tendrán mal año, año de pocos peces y mucho peligro, y más de uno será tragado en alta mar para que Iemanyá calme sus furias y sus hambres de mujer.
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Laura -
En el día de su fiesta, los pescadores de Bahía navegan cantando alabanzas a la diosa coqueta y glotona, y desde las barcas le prodigan halagos de perfumería y de confitería.
Cuando le gustan los regalos, ella brinda los favores de su amparo.
Cuando los rechaza, y devuelve a las arenas de la playa las flores blancas, los espejos, los abanicos, los peines, los perfumes y las golosinas, los pescadores tiemblan: tendrán mal año, año de pocos peces y mucho peligro, y más de uno será tragado en alta mar para que Iemanyá calme sus furias y sus hambres de mujer.
(E. Galeano)